Qué hace una analfabeta tecnológica como yo en un sitio como este


¿Que qué hago? Pues sufrir, básicamente. Yo, que pensaba que me daría una verguenza terrible publicar posts, que frente a la pantalla en blanco me quedaría K.O. o que me saldrían redactados aburridos, me encuentro con que escribir es el menor de mis problemas. Es más, no es ningún problema: me gusta, me engancha, se me atropellan las ideas para desarrollar posts. Leo y releo cada uno a la caza de erratas, ideas mal expresadas o palabras repetidas, me encanta pulir y reeditar las entradas, en fin, que estoy como niña con zapatos nuevos. El asunto escribir me gusta cada vez más y me tiene enganchada. Lo que me supone un problemón es la herramienta. Más bien mi absoluta ignorancia (y rechazo) a la mencionada herramienta y a todo a lo que huela a informática aunque sea de lejos.


 Hace días me vine arriba y me propuse tunear el blog, para dejarlo molón y apañao y no en modo taller como estaba al principio. Madre del amor hermoso...¡qué follón!...

 ¡Larga vida a la "vista previa"! que nos salva de males mayores, y al botón cancelar-eliminar. ¿Qué diantres es un pluggin, un gadget, un salto de línea? (¿un footer?? ¿un favicon?? ¡¿un sidebar?! Claro que si-de-bares va la cosa lo mismo hago un poder y me intento enterar...no prometo nada). Por el utilísimo procedimiento de prueba y error y la nunca bien ponderada función "vista previa", que además está al alcance de mis neuronas pre-era digital, consigo un blog estéticamente aceptable aún a costa de que la foto quede con un maquetado extraño y que la descripción del blog en la versión móvil no se lea. A pesar de los pesares me beso en las mejillas con las yemas de los dedos por el resultado obtenido. Teniendo en cuenta que lo hice yo es brillante, soy una crack.    

 Estoy lista para la siguiente fase de mi inmersión tecnológica y entro de lleno en otro campo importantísimo: ¡las estadísticas!. Cada día veo como suben las visitas a mis entradas y me lleno de orgullo y satisfacción viendo el éxito de los posts. Si es que digo verdades como puños, ¡perlas de la literatura!, ya quisieran muchos...y el público lo reconoce. Las releo con satisfacción encantada de haberme conocido; hasta que brujuleando en las tripas mecánicas del maquinillo veo que me pregunta si quiero dejar de contabilizar mis propias visitas al blog y le digo que sí, que claro, que las mías no cuentan.¡Y ala!, bajonazo, resulta que si borro las mías no me lee ni el tato. Volvería a poner que sí contasen las autovisitas...¡si supiera cómo!.

 Luego está el tema seguidores, o followers, que en inglés se entiende menos y eso puntúa doble. A estas alturas tengo ocho, y uno no es de la familia, ¡con el mérito que eso tiene!. Siete si tenemos en cuenta que otra me sigue por duplicado, no me pregunteis cómo y a ella menos, pero lo hizo, con un par... A lo que iba, ocho seguidores...en Google +, o en "mi perfil", que no es mi perfil del blog...o sí, pero no me aclaro. Mi santo no me sigue, eso pudo costarnos un disgusto pero él se escuda en que no hay botón para seguir el blog. Replico muy altiva que otros ocho (...bueno, siete) encontraron el botón sin problemas. Veo la opción para publicar el número de seguidores del blog, consigo subirlo y es... cero. Oootro bajonazo. Resulta que me siguen, pero no en el blog. Oigo el descojone de mi hombre desde los 300 kmts que nos separan, palabrita.

 No importa, ¡no hay dolor!. Nadie me lee ni sigue mi blog pero esto lo soluciono yo en un periquete, ¡amos! Google, ese gran invento donde hasta los analfabetos tecnológicos resolvemos nuestra vida viene a socorrerme. Lanzo la pregunta existencial: ¿cómo aumentar las visitas a mi blog? Y las respuestas no tardan: "contrata un hosting de calidad" "optimiza el SEO on page", "aplica la estrategia copywriting", "social media", "pluggin click to tweet"...si es que esto me pasa por preguntar.
  

 También responden por todos lados que es básico cuidar los contenidos y la constancia; vale, esto sí lo entiendo, menos mal. Así que en vista del éxito he decidido agarrarme a eso como a un clavo ardiendo y perseverar. Y que San Google me proteja y me guarde (bien guardadita en algún sitio al que sepa acceder) por si un día maniobrando con el maquinillo borro todo o hago cualquier barbaridad.


 

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