Veo brotes verdes...



 Entra mi Moreno en la cocina mientras preparo la comida. Me incomoda porque no me gusta que estén en la cocina cuando se cocina, me parece muy peligroso y los echo siempre de ahí, manías que tiene una. Da igual: el Morenito tiene sed y, a gritos, me pide un vaso de agua que en cuanto se lo doy es vaciado a medias entre su gaznate y el suelo.

  -¡Mía mamá! ¡¡ta mofado!!- sigue chillando mi gremlin como si no hubiese tenido nada que ver con el estropicio. Y anuncia -¡voy pola feona!

 Regresa efectivamente con la fregona, no sin antes tropezar durante el trayecto con el palo en el quicio de la puerta y en veinte mil sitios más, cual Quijote contra los molinos gigantescos. Regresa como digo, y ni corto ni perezoso seca con dedicación profesional el charco de la cocina ante su estupefacta madre.

 -Aaasí...¡mu mien!- se aprueba a si mismo mientras las pasadas fregoniles hacen desaparecer el agua. Luego lleva nuevamente la feona a su sitio no sin antes recibir un beso gordo de su madre orgullosa. ¡Lo has hecho muy bien, cariño! - sí... éjame, que ahoda moy a decofer" 

 Ojiplática, ya digo. Y feliz pa lo que queda de día.

 

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