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Mostrando entradas de mayo, 2017

39 y medio de fiebre

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¡Lástima que lo único que tuvimos en común fue la pose!   La cabeza ardiendo, los pies helados, lo llevo en brazos hasta la cama de mi dormitorio mientras apoya su mejilla en mi hombro dejándose caer totalmente, como un saco de patatas. ¡El, que normalmente no aguanta ni un segundo amarrado a nada...!

Mis vecinos se quejan del ruido

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 Una tarde, hace ya tiempo, subió la vecina de abajo a decirnos que el ruído que hacían los nenes con el correpasillos era muy molesto. El papá lo relegó a la parte alta de un armario, de dónde no ha vuelto a salir.

Vivo cantando III: menos mal...¡que nos queda Portugal!

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  Señores sí, lo confieso: me flipa Eurovisión. Va por rachas, pero incluso en sus años de horas bajas nunca dejó de interesarme y pocas fueron las veces que me lo perdí. Recuerdo los tiempos del " iunaited kindom, ten points-guaiominí, di puá " con cariño peroo... sin nostalgia. Porque de un tiempo a esta parte el evento eurovisivo me interesa y divierte cada vez más, y disfruto las canciones desde que empiezan a salir por los internetes, allá por Febrero más o menos. Me veo los vídeos oficiales y leo todo lo del festival: polémicas por plagio, por designaciones de representantes cuestionadas, por mamoneíllos entre países, y me desespero con las apuestas que nunca dan como ganador a mi candidato. Que lo vivo a tope, vaya.

Criar hijos: ¿un deporte de riesgo?

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     Llevo un tiempo pelín desaparecida porque atravieso una etapa de cansancio crónico, no sé yo... será la famosa astenia primaveral. Confieso que en los escasos ratos de descanso, la "hora feliz" paternal que transcurre entre que acuestas a tus hijos y te empiltras tú mismo, mi ánimo se inclinaba hacía el ebook o las series de HBO en vena, más que por el blog. Pero acontecimientos recientes hacen que necesite volver a la tecla, para exorcizar mis miedos más terribles, o intentarlo al menos.

Tiempos nuevos, tiempos salvajes

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 Los hijos crecen a toda velocidad. Hasta aquí, nada nuevo. Te acuestas con tu bebé y al día siguiente te despiertas con un señor al lado que te mira ceñudo: saltas del susto y te das cuenta de que no, no es "un señor", ¡es tu vástago! ... al que de la noche a la mañana le salieron las cejas, solo eso. O vas camino del cole y te percatas del look a lo Tintín que luce tu heredero, con sus pantalones de deporte ..."tobilleros" ¿Cómo es posible si el chándal no tiene ni dos meses? Piensas, con cierto alivio, que al menos el hermano lo aprovechará. Y lo hará, sí...un mes más. Porque el "pequeño" es en proporción el más grande, un rompepercentiles desde que nació. Y así con todo.