La lactancia materna



 Recientemente hemos vivido la feliz noticia de un nuevo nacimiento. Tras un examen de control, ya en la recta final del embarazo, la que iba a suponer una más en las ene-mil revisiones rutinarias a las que se someten las embarazadas en las últimas semanas, se convirtió en un ingreso y en el parto del chiquitín. Así, ¡a lo loco! sin bolsa de maternidad y lo que es peor ¡sin cargar el móvil! Un despropósito vaya, pero un despropósito muy feliz.
  

 Es un buen aviso para navegantes: en la crianza, más vale tener una mente abierta y huir en lo posible de ideas preconcedidas...o simples expectativas, porque la realidad no tiene por qué asemejarse a lo que habías planeado. Y esto, que es válido para todo, lo es desde luego para uno de los temas estrella de la maternidad: la lactancia materna. En ello está la feliz madre reciente y primeriza, en conseguir que el bebé se enganche bien al pecho y establecer una lactancia satisfactoria.

 No hablaré aquí de los beneficios de la lactancia materna ni de polémicas absurdas sobre buenas o malas madres según alimenten con pecho o con biberón: de eso están los internetes llenos y además poco y nada puedo aportar yo (sí, pongo "y nada" en lugar de "o nada" porque sobre beneficios científicos de la leche materna aparte de difundirlos poco puedo aportar. Y a polémicas absurdas voy a aportar exactamente nada, mi religión me lo impide). 

pecho versus biberón

 Lo primero es aclarar que tenemos la fea costumbre, hablo en general, de hacer ley de nuestras forzosamente limitadas experiencias. Y como la ignorancia es atrevida, la tendencia a pontificar es inversamente proporcional al número de hijos: a menos hijos, más cerriles en nuestros posicionamientos. Esto cuando se criaba una caterva de críos no pasaba. El muestreo era lo suficientemente grande como para que hubiese de todo: el que comía como una lima y el que vivía del aire, el que dormía toda la noche y el bebé de guardia, el que aprendía a mear solito enseguida y el que se hacía pis en la cama bien mayor. Y todos hijos de los mismos padres, que bastante lío tenían en su casa como para ocuparse de lo que pasaba en las otras. Ahora no, ahora tienes un hijo que casualmente duerme como un lirón y das clases sobre cómo dormir a los bebés mientras alzas la ceja con altivez, que para eso lo haces fenomenal y opinas que dormir a los peques es fácil, si sabes cómo...La ignorancia insisto es muy atrevida y los padres actuales, por una pura cuestión estadística, somos muy ignorantes. Tenemos un hijo, a veces dos, y poco más: eso no da para pontificar sobre nada, esta claro. Como mucho, y ya lo dije en algún post anterior, da para opinar sobre tus propios hijos, nada más.

 Así que nada más lejos de mi intención que dar "clases de lactancia" o de "cómo hacer que la lactancia materna funcione". Si alguien tuviera la respuesta para eso, para lograr instaurarla y mantenerla en toooodos los casos que se pueden presentar, se haría millonario. Lo que sí me apetece es contar cómo me fue a mi con ella y también cómo les fue a mis nenes, los verdaderos protagonistas de esta historia junto con las grandes (o pequeñas, que de todo hay en la viña del señor) olvidadas: las propias lolas



  Desde el principio supe que quería dar de mamar. Igual que hay madres que tienen claro justo lo contrario. En mi caso, el convencimiento de que era lo mejor para mis hijos arraigó tanto en mi que no me planteaba otra cosa. Por suerte lo conseguí: ahora sé que fuí afortunada, porque no lograrlo me habría supuesto una frustración importante. Pero no fue ni como pensaba ni como me lo contaron. Mis dos experiencias amamantando en exclusiva al Moreno y al Rubio se resumen en el siguiente decálogo:

  1-La información es poder.  

 Aquí yo descubriendo la pólvora...sí, es EL poder. Pero ojo, la información con mayúsculas, la buena, la de verdad. La que se consigue en internet, en los grupos de apoyo a la lactancia, en los montones de vídeos y textos que explican de qué va esto. Si crees que el curso de preparación al parto o peor aún, las matronas del hospital, tienen la más remota idea digoo algún interés digooooo formación en este asunto no doy un duro por tu lactancia. 

  2-Dar de mamar duele.
  
 Ale, ya lo he soltado. Por declaraciones como estas a pesar de mi currículum jamás seré una tetalibana. Duele, por favor dejémonos de pamplinas "instintivas" que no ayudan a nadie. A mi y a todas las madres que amamantaron con las que hablé les dolió, salvo a una. Con el segundo crío todo fue mejor, ya había callo, pero con el primerooo... Déjenme que me extienda un poco porque este punto es muy importante.
 Veamos, la teoría dice que para evitar el dolor el pezón debe alcanzar la zona blanda del paladar del bebé que está, lógicamente, en la parte más profunda de la boca. Y que para ello el "agarre", "enganche" o como le queramos llamar es fundamental. ¡Cuántos vídeos de Bebé a bordo con un recién nacido reptando por el vientre hinchado de su madre hacia la diana oscura del pezón no habré visto yo, embarazadísima y con los ojos anegados, imaginándome a mi y a mi futuro retoño! Y qué inútiles resultaron ser en la práctica todos ellos, por cierto...
 Porque sí, el buen agarre es fundamental, correcto. ¿Pero cómo lograrlo? Porque dejando que el bebé tranquilamente se enganche en un ambiente de calma, piel con piel, despertando los instintos...no. Ya te digo yo que no. Molaría mucho ...pero no. Será que mis rorros venían con alguna tara de serie, pero agarraban como bien les parecía y mis lágrimas eran cualquier cosa menos por emoción. El agarre depende del bebé, de su boca, de su fuerza y ganas de succionar, de su postura respecto a la barriga (fundamental esto) y por supuesto del hambre que tenga. Y esto sólo en cuanto al bebé, porque el agarre depende mucho también del pezón. Así que como para simplificar y repartir café para todos. 
 ¿Cómo lo logré yo? moviendo ligeramente al niño,en cualquiera de las posiciones recomendadas (transversal, balón de rugby...) lo giraba un poquito hacia dentro, o hacia fuera, o lo apretaba más contra mi, o al contrario, o lo levantaba un poco, lo inclinaba más o menos...Así, por el infalible método de prueba y error, lograba evitar las heridas y buscaba ese punto en el que, ¡oh milagro!, no dolía. 
 ¿Qué no sabes cuales son las posturas para amamantar? Recuerda el punto número uno: la información es poder. Internet nena, and you,ve got the power.

  3-Dar de mamar no es solo instinto: es una técnica que se aprende.

  De verdad que opino que tanta gaita con el instinto en los temas de crianza estorba más que ayuda. A no ser que llamemos instinto a la experiencia y el saber hacer que da la transmisión cultural de la sabiduría acumulada. Pero como resulta que las generaciones anteriores apenas amamantaron poca o nula sabiduría nos pueden transmitir. Si esperas que el instinto te ilumine y te guíe como el espíritu santo apañada vas. A dar de mamar se aprende, como a tantas otras cosas. Se aprende lactando. Y durante el aprendizaje se pasa pues...regulín, a veces. Pero se aprende y merece la pena. Mucho. Muchísimo, en mi opinión. Información de la buena (grupos de lactancia y sus webs) y prueba y error. Como andar en bicicleta: te parece imposible de conseguir y de pronto un día mantienes el equilibrio. Y a la semana eres como Indurain. Pues esto igual.

  4-La lactancia no es fácil. 

  Ni difícil tampoco en realidad. Lo que la hace difícil a veces es contarles a las madres novatas que es fácil.
  
  5-El bebé tiene mucho que decir en esto. 

  ¿Se agarra al pezón como una lamprea? ¿Engancha con desgana y a los dos segundos se queda roque sin acabar de soltarse (uyuyuyuy por favor ¡qué daño!) ¿Se "encabrona" con facilidad y llora? ¿Pasa olímpicamente de la llamada de la selva y aún plantao ante las lolas le cuesta hasta abrir la boca? Para cada tándem bebé-mamá (o mejor dicho, mama sin acento) hay un problema diferente y una solución que habrá que buscar con actitud positiva y paciencia. Insisto, el café para todas y las recetas mágicas aquí no sirven.
 En mi caso: 
 -Sujeto "A". Morenito, dormilón nato, agarre medioqué mezclado con siestas históricas al pecho. Muy fan de la teta, eso sí, toldía enchufao, queeé doloooorrrr....
-Sujeto "B". Rubio, alias Carpanta. Nasío pa comer, ojos muy abiertos, boca idem, a manotazo limpio con la ropa que "estorbaba" y con ese movimiento de cabeza característico de los recién nacidos para estimular la secreción de leche, ese especie de "no, no" dicho muy rápido mientras están al pecho. Un ansias, vamos. Su lactancia fue muy cómoda hasta que le brotaron los piños, justo lo que le hacía falta a la criatura, ¡armamento!. Ahí la cagamos, qué lastimica.
 
  6-Las tetas también: tienen vida propia.

  Lo mismo que el punto anterior pero referido a la otra cara de la moneda. La morfología del pezón sobre todo también importa. Y no vale "estudiárselo" antes, porque cambiará, y mucho. 
  Una cree que lo sabe todo de su par de amigas hasta que de repente, como a los tres días de parir, día arriba, día abajo, son poseídas por dos entes diabólicos y de tus lolas de toda la vida no se volverá a saber en una laaaaarga temporada. Ahora habitan en ti dos rocas marmóreas doloridas e inflamadas de las que te parece que apenas brota leche. Dos desconocidas, dos repúblicas independientes "ajenas" a ti, ¡ellas van por libre! Los tiempos en que eran dos elementos erótico-festivos no solo quedan atrás, sino que te parece que nunca existieron. Ahora las miras con prevención y cierto miedo, mientras intentas entender el "mecanismo" que las gobierna, si es que hay alguno, porque fijo que tú no lo haces.Tras las tomas quedan más o menos flojas y de pronto una se inflama, la otra no, la que no es la que duele, curiosamente, y los pezones van a su bola también, enormes, oscuros, extraños...y ni el aire los puede rozar. Las semanas pasan, el peque crece y gana peso y no le das más que el pecho pero sigues pensando que de ahí no sale nada, porque no lo ves. Porque el vídeo famoso de la señora nórdica de cierta edad ordeñándose manualmente unos pechos caídos de los que salen ríos de leche (sí...ese vídeo que luego supe que ponían en todos los cursos de preparación al parto) es un hito inalcanzable para una primeriza. Por eso a la buena mujer la graban en vídeo, porque es un fenómeno paranormal, si no de qué...
  
   7-Los profesionales sanitarios no siempre saben de lactancia.
   
   Iba a poner nunca pero es injusto, estoy segura de que los hay que sí. Simplemente yo no los encontré, aunque sí encontré a los que creen que saben, que son muy peligrosos. Las que saben de lactancia, al menos de las suyas, son las madres que lactaron.
  
  8-El entorno no te va ayudar: incluso va a perjudicarte.

    Esta es una triste verdad: muchas lactancias se frustran por la presión del entorno.
    

    A amamantar se aprende, ya lo dije. Lo ideal sería aprender por ósmosis digamos, creciendo en un ambiente donde la lactancia materna exclusiva fuera una realidad cotidiana. Ver dar de mamar, ver los problemas que surgen y cómo se sortean, ver que en ese período el bebé debe vivir pegado como una lapa a su madre. Saber que el trabajo de su madre no es "descansar" mientras el niño duerme por efecto del biberón, sino dormir a ratitos con el nene pegado y dar de mamar a ratitos también...millones de ratitos. Conocer el mecanismo de la lactancia sobre todo al principio, entender que el nene debe mamar cada dos por tres no porque no le llegue lo que toma, si no porque así trabaja correctamente su diminuto estómago a la vez que se favorece la producción de leche. No dar la tabarra con que "se queda con hambre", no pretender que duerma tres o cuatro horas seguidas para que la mamá descanse, no distraerlo con estímulos ajenos ni con chupetes, no...en fin. Una batalla perdida. La cultura occidental olvidó la lactancia materna. No sabe cómo funciona, equipara la teta al biberón y ese desconocimiento es muy peligroso. Aquí el punto número uno y el temperamento de la mamá son fundamentales.
   
   9-Se puede mantener la lactancia tras la incorporación al trabajo 

  Si tu trabajo te permite extraerte la leche en alguna pausa. En caso contrario no veo cómo, la verdad, pero yo pude hacerlo y mantuve la lactancia del Rubio cinco meses más. Con sacaleches eléctrico, para mi fue muy útil. 

   10-Cuando el tema va rodado, es lo más de lo más.

   Ya no duele, la producción está establecida y el agarre famoso que tantos dolores de cabeza te daba al principio ahora te trae al pairo: eres capaz de lactar en cualquier momento y/o posición mientras tu churumbel practica el agárralo como puedas. Porque hiciste callo, porque el nene creció y con ello su boca y su lengua, por lo que sea ... el caso es que toda la preparación de antaño se limita ahora a despejar el campo y enchufártelo. Con que el nene abra la boca y pille cacho listo, ¡que trinque por donde quiera!, no hay dolor. No necesitas todo el aparejo que conllevan los bibes. Simplificación máxima, comodidad total, mejor para la salud de tu tesoro, mejor para tu salud. Limpio, sostenible, económico, práctico...brutal. Todo ventajas. Y como digo lo malo digo lo bueno: se puede. No es inalcanzable. Antes de la leche maternizada millones de seres humanos a lo largo de la historia se criaron así. Así que malo será que no podamos hacerlo las mujeres occidentales de ahora, con lo listas que somos pa todo lo demás. 

  Para terminar, y un poco como anécdota, os cuento los dos mayores problemas que tuve dando de mamar y cómo  resolví uno de ellos. En ambas lactancias sufrí grietas, mucho peores con mi Moreno, como es natural por ser el primero. Lo sobrellevé con resignación y sufrimiento, luchando con el agarre dichoso hasta que descubrí lo que os contaba más arriba, que según giraba un poquito al nene o lo inclinaba más o menos de pronto dejaba de doler. Pero aún siendo dolorosas lo peor fue en una ocasión en que se me ingurgitaron ambos pechos. Consiste esto en una congestión brutal y dolorosa, que convierte a la mama en una masa pétrea e inflamada de la que no se puede mamar, justamente por su rigidez. Mi mayor fue un bebé plácido y dormilón y de hambre más bien escasita, pero con todo verlo llorar mientras no lograba succionar un pecho endurecido me puso de los nervios. La solución estaba en internet: tras perder el tiempo en unas cuantas webs absurdas que recomendaban para la ingurgitación mamaria poner al bebé a mamar, qué cachondos, encontré esta web con dibujitos y todo sobre como solucionar la papeleta. Con estas manitas y mis abalorios. Ablandado el pezón, mi niño hizo el resto. 

  Para el segundo problema no encontré solución. Mi Rubito, un tragaldabas desde el minuto uno, me regaló una lactancia cómoda y sin apenas molestias: una lactancia de libro, de las de presumir. Por fin tenía un bebote que hacía saltar los percentiles por los aires, y a pecho puro. Hasta que, ya introducida la alimentación complementaria, mi tragón confundía a mis amigas con los filetes que acostumbraba a apretarse entre pecho y espalda y comenzó a morderme. Hay distintas técnicas también por los internetes para este, digamos...inconveniente, pero todas implicaban pasar por una fase ajo y agua que se me antojó insalvable. 

  Fuera por eso, fuera por los cinco meses que llevaba sacrificando mis descansos laborales para extraerme leche, fuera por otros factores externos que interferían con la lactancia por aquel entonces, a los once meses desteté a mi chiquilín. El mayor hubo de ser destetado de forma brusca en cuanto cumplió seis meses para someterme al tratamiento médico que nos traería a su hermano. No conseguí llegar siquiera al mínimo de tiempo recomendado como pretendía (la OMS marca que como mínimo debe amamantarse a los bebés durante los dos primeros años), pero conseguí superar el período de lactancia exclusiva en ambos casos y es algo que siempre agradeceré. Poder darles de mamar a los dos, poder ¡por fin! hacer algo de forma totalmente natural, después de tanto tratamiento de fertilidad, tantas operaciones y mis dos cesáreas, me colmó de satisfacción como madre y me hizo muy feliz.    


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